YEPO Y EL VENTILADOR

Después de estar dando tumbos por la Guaira, Alfredo “Yepo” Marcano, se vino para su pueblo, Los Robles. Los primeros días fueron de ocio; y al notar que los reales le estaban mermando, decidió ir a Porlamar en busca de trabajo. Previa entrevista, muestra de licencia y certificado médico, el encargado de leche SILSA, le entregó una pick-up cava, para vender los productos de ésta industria. La ruta que le toco a “Yepo para la venta de leche, choco, chicha, yogurt y demás productos; fue desde la Otra Sabana, Los Robles, Pampatar, pasando por Agua de Vaca, Los Cerritos hasta llegar a Manzanillo. En todos los sitios y bodegas, no lo conocían como “Yepo”, sino como “el lechero”, excepto, Los Robles, su pueblo.

Los mamadores de gallo, para sacar a “Yepo” de sus cabales, con sorna le decían: ¡ahora éste, anda por media isla con la leche atrás! “Yepo”, imperturbable, le respondía: con productos lácteos y sus derivados.

Un día viernes, luego de repartir la leche, “Yepo” llegó a la casa de su mamá y la encuentra sentada en su mecedora Caripe, dándose julepe con un cartón, que en letras verdes se leía: huevos La Caridad, espantando el calor de la tarde. Le pide la bendición, y le promete: mañana te traigo un ventilador, antes de empezar a trabajar, te lo traigo. Y “Yepo”, cumplidor como él solo, le llevó el ventilador a su mamá.

Luego, en la tarde, cuando regresa, le pregunta a la mamá: ¿Mayo, como se portó el ventilador? Y la mamá le responde como con pena: ¡Ay mijo, desde que te fuiste, ese bicho como te ha buscado, vuelta por aquí, vuelta para acá, por el lado zurdo, por el lado derecho!

(Tomado de El HIJO DE LAYA Edgar Rodríguez, 2015. s/e)el ventilador de yepo

UN PROGRAMA QUE NO SE CUMPLIÓ EN HOMENAJE A PÁEZ

Un pomposo y nutrido programa fue diseñado desde el mes de octubre de 1858, para recibir en la isla de Margarita al General José Antonio Páez, el llanero victorioso en la Batalla de Carabobo que selló la Independencia de Venezuela.

Sin embargo, los actos, agasajos y homenajes previstos no se pudieron cumplir por un accidente que tuvo Páez en Nueva York al caer del caballo que montaba durante una revista militar en su honor, sufriendo dislocación del dedo mayor del pie izquierdo, por lo que fue operado el 26 de de noviembre y se retrasó su salida a Venezuela para el 2 de diciembre.

El famoso lancero embarcó en el vapor “Atlanta” rumbó a Cumaná, ciudad donde fue agasajado y recibió una comitiva que puso a su disposición el bergantín “Espartano” que lo trasladaría a Puerto Cabello, pero con la exigencia que hiciera escala en Pampatar para brindarle un agasajo en la isla.

El 28 de diciembre de 1858 llegó a Pampatar, donde fue bajado en silla de mano de la embarcación por encontrarse herido de la pierna izquierda y trasladado a La Casa Nueva, residencia de la familia Maneiro donde en una silla de extensión recibió los saludos de las familias notables de Margarita y de sus admiradores pero no se pudo cumplir el extenso programa que había sido diseñado con bailes, banquetes, desfiles y honores militares y también cumplir una gira por La Asunción, Santa Ana y Juangriego, desde donde embarcaría rumbo a Puerto Cabello.

El programa que no se cumplió -por el impedimento de desplazarse del homenajeado- tiene fecha del 25 de octubre de 1858 y estaba firmado en La Asunción, por el Gobernador José Armas, pues, ya en Margarita se tenía conocimiento que el General José Antonio Páez arribaría a Cumaná pero el accidente con el caballo arruinó el homenaje.

(Tomado de MEMORIAS DE PAMPATAR de José Jesús Indriago Carrillo, julio 2014)

PAEZ PRESIDENTE

JUANITA: LA TUMBA GOBIERNO

¿Sabes Juanita. . .? Yo no me siento incómodo, ni me siento ofendido, cuando tengo la oportunidad de mirarte de vez en cuando; cuando esto sucede, tú me abrazas o sim­plemente me saludas y con tus palabras revives nuestra an­tigua amistad. . .

Cuando te miro, en esas pocas oportunidades, me di­go. . . ‘‘Juanita se me va poniendo vieja”. . .

Muchas veces pienso que eres como “El Faro”…, mas eres ¡Una imagen viviente de nuestro pueblo!. . Muchas veces me hablas Juanita de tus penas, me ex­presas el dolor por la partida definitiva de tu hijo, que murió hace bastantes años; con él se fue tu apoyo moral, tu esperanza de mujer de pueblo, ayuda económica a la hora de la vejez. . .

Para ese entonces, no te comprendía, no sabía el al­cance de tu ansiedad, de tu pena. . .

Siendo muy joven, te entregaste al hombre que poco tiempo después, cambiaría hasta tu nombre; con su muerte adquiriste una nueva cédula de identidad, que te entrega­ba el pueblo. . . “Juanita La Tumba Gobiernos”. . .

No soy el llamado a censurar tu vida de mujer; soy de los que piensan que, para llegar a Dios hay muchos caminos. . .

Eres como buena margariteña, generosa y amplia; em­prendedora y con el apoyo de tu fuerte voz, ganabas el pan de cada día; pusiste a valer tu “Quincalla Rastrera”, como tú misma la denominaste, con ella realizabas tus pequeños negocios mercantiles, pero de algo si estoy plenamente se­guro : “nunca te quedaste con lo ajeno”; con el tiempo tu voz perdió fuerza y la competencia te llevó como dicen en el argot boxístico: “A tirar la toalla”.. .

Ahora anciana, casi sin fuerzas físicas, te niegas a sen­tarte a un rincón de tu morada, para que las arañas del tiem­po borden para ti un manto de olvido; sacas fuerzas de tu alma, vas al encuentro del mundo actual, tratando de revi­vir lo que fue un pedazo de tu vida, comprendiendo al poco tiempo que eso es un imposible; el tiempo ido, por más que le llames, por más que le grites, nunca vuelve. . .

Debes sentirte muy sola Juanita, cuando te asaltan las sombras de la noche en tu humilde morada, y en tu soledad te ahogarán tus lágrimas… Lágrimas que al correr por tus mejillas se convertirán en parte de tu alma, lágrimas que en silencio clamarán por respeto humano, por justicia social…

Eres “Juanita”, una hojita casi marchita del árbol frondoso de la vida, un día cualquiera la desprenderá de él, el viento que sopla hacia el ocaso, para ese entonces te dejarás llevar hacia otras latitudes. . .

Por tus travesuras hoy sin vigencias, por tu manera de ser eres un personaje popular en esta ciudad tan cam­biante ; llegarás “Juanita” a ser una leyenda. . . ¡ Y las leyendas no mueren nunca !. . .

Hoy se hace presente en mis recuerdos, tus historias sobre las sequías de Porlamar, la develación de la estatua del Padre de la Patria en la plaza de esta ciudad, de tus experiencias en Caracas y La Guaira, en fin de aquellos momentos agradables que por tu ingenuidad me hacían reír sanamente. . . ¿Te acuerdas ‘‘Juanita”?. . .

Cada vez que tengo la oportunidad de verte por cual­quier sitio de Porlamar, tu presencia me induce a evocar remotos aconteceres, entonces todos nos conocíamos, era la ciudad de puertas y ventanas abiertas, ciudad de la Cruz de La Misión, del muelle de Pardo, de la presa allá por los lados del Colegio de Las Monjas, de las torres de Marconi, de Manacagua, Bartola, El Cubano y Pablo Franco, de Juan y su famosa chicha, de Bruno y sus panes, de las retretas de la plaza Bolívar y de tantos recuerdos que nos asaltan en medio de nuestros insomnios o en medio de una charla familiar.

Al regresar al presente, te miro “Juanita” alejarle con­fundida entre esa multitud de personas a la que nos tiene acostumbrados el nuevo sistema comercial; y te dejo mar­char con tristeza, con tu carga de recuerdos.

-Juanita González, falleció a los 82 años-

(Tomado de PERSONAJES POPULARES de Hernán Hernández León, 1979)JUANITA LA TUMBA GOBIERNO

EN LOS BAJÍOS DEL PUEBLO DE LA MAR

La proa de una piragua con su ojo abierto a la luz claridad del cielo del Pue­blo de la Mar, reposa sus viajes, sobre la arena y sobre el limo. Las piraguas han llegado de su noche de pesquería y sólo esperan que comience a caer la tarde para reiniciar sus viajes a los placeres pesqueros, donde los hombres en el frió de la noche y el titilar de los luceros, esperan que el sol se asome sobre el Morro de Charaima, al fondo y al centro de la fotografía, para descargar el pescado fresco y saltando todavía, sobre las cubiertas.

Y a desde la madrugada, la gente del Pueblo de la Mar se ha acercado hasta la playa para esperar el arribo de las piraguas pescadoras y regatear el precio del condumio. Nadie se irá con las manos vacías, porque entonces, en aquel entonces, nadie era capaz de dejar al prójimo con la mano extendida. La solidaridad era total.

En el lado izquierdo de la mitad de la fotografía se ve el Faro de la Puntilla, que desde 1896 es guía de los hombres de la marinería. También se observa el edificio construido por Don Teobaldo Castañeda, donde funcionó una fábrica de hielo y un taller de reparaciones de motores marinos. Asimismo se observan las dos torres metálicas del telégrafo de Porlamar, llamado el Marconi, mediante el cual y después de una larga espera, los habitantes de toda Margarita se comunicaban con quienes estaban fuera de la isla. Por esas torres salieron apretados adioses y llegaron muchas ganas de regresar al terruño.(Dr. Ángel Félix Gómez)

Con adecuada denominación el Dr. Ángel Félix hace referencia a los “bajíos” del Pueblo de La Mar, efectivamente frente al puerto de Pueblo de La Mar, primer asen­tamiento de los españoles en la isla, el mar tiene muy poca profundidad hasta el punto de que las embarcaciones de cierto calado no pueden llegar hasta la playa, de aquí que los puertos tradicionales de la isla hayan sido siempre Pampatar para todo lo referente a transporte de mercancías y Juan Griego para transporte de pasajeros. Por eso, en su mo­mento fue necesario construir un muelle, para Porlamar, no obstante, las pequeñas piraguas si se fondeaban junto a la orilla, no muy lejos del faro de La Puntilla como se aprecia en una de las fotografías.

Las piraguas le dan al paisaje una dimensión humana que aumenta la calidad del mismo y disminuye el prosaísmo de las construcciones portuarias. (Dr. Fernando Cervigón)

(Tomado de MARGARITA 1946, Textos: Ángel Félix Gómez, Glosa: Fernando Cervigón, Fotografías: Carlos García Toledo, 2013)

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